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martes, 3 de noviembre de 2015

Religion


En los últimos 30 años, la comunidad maya tzotzil de Chamula, en el meridional estado mexicano de Chiapas, registró 100 muertos y 30.000 expulsados por profesar religiones protestantes ajenas al catolicismo preconciliar de autoridades locales, que rechaza las reformas del Concilio Vaticano II de los años 60.
Expulsión, cárcel, castigos físicos y negación de servicios educativos y médicos son algunas expresiones de sectarismo religioso que reinaron en los últimos años en amplias zonas de Chiapas, Oaxaca y Guerrero, en el sur de México, donde la mayoría de la población es indígena.
En Ecuador, el vigoroso movimiento indígena que hasta el inicio de la década en curso comandó protestas sociales y llegó a puestos de dirección del Estado, sufre ahora fracturas, pues uno de sus sectores, identificado con religiones protestantes, apoyó la gestión del presidente Lucio Gutiérrez, derrocado a fines de abril tras más de una semana de protestas masivas.
En Guatemala y Bolivia, con México, Ecuador y Perú, los países de mayor población nativa en la región, también hay divisiones vinculadas a la orientación religiosa, que se funde a veces con el respaldo a partidos políticos y autoridades locales.
”Están a la vista nuestros problemas internos por la religión, pues unas iglesias miran a lo social y otras sólo a lo espiritual y fomentan el conformismo, lo que afecta la lucha del pueblo indígena”, dijo a IPS el portavoz del Comité de Unidad Campesina de Guatemala, Rafael González Yoc.
”Muchas religiones han destruido lo que somos, y es penoso ver que las nuevas generaciones desprecian lo que fuimos, creen que las creencias mayas (el principal pueblo indígena de América Central) son cosas de brujos y diabólicas”, lamentó el dirigente.
Según González Yoc, la Iglesia del Verbo y la Asamblea de Dios, confesiones protestantes de origen estadounidense, fueron insertadas entre los indígenas de Guatemala para colaborar con las dictaduras militares de los años 70 y 80.
El sociólogo y periodista Roger Pascual, de la no gubernamental Agencia de Información Solidaria (AIS), con sede en España, sostiene que esas dos sectas fueron apoyadas por gobiernos estadounidenses para oponerse a todo lo que pareciera tener relación con comunismo en Guatemala.
”El gobierno estadounidense contribuyó a que la secta pentecostalista Asamblea de Dios se hiciera fuerte hasta el punto de llegar a controlar 1.500 lugares de culto, además de diversos canales de televisión y emisoras de radio” en Guatemala, afirma un artículo de Pascual.
”La administración (de Ronald) Reagan (1981-1989) estuvo también detrás de la implantación de la Iglesia del Verbo, que colaboró en el golpe de Estado liderado por el general José Efraín Ríos Montt en 1982”, según el ”Análisis de la incursión de sectas en los ámbitos políticos de América Latina”, publicado por AIS en 2003.
La guerra civil en Guatemala se extendió entre 1960 y 1996. Murieron 200.000 personas (45.000 de ellas desaparecidas) a manos de las fuerzas de seguridad, la mayoría indígenas mayas. Hubo además un millón de desplazados internos, 500.000 refugiados en México y 250.000 niñas y niños huérfanos.
”Las religiones impactan en nuestro comportamiento colectivo y cambian la cotidianidad de nuestra organización, comunidad y familia. Por las religiones, la lógica colectiva que caracteriza a los indígenas se torna individual y nos divide”, sostuvo Macas.

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